Nuestro organismo constantemente tiene una batalla
interna entre los antioxidantes y radicales libres.
Los radicales libres son moléculas inestables y altamente reactivas, que
inician una reacción en cadena que dañará muchas células y puede ser por tiempo
indefinido si los antioxidantes no intervienen. Provienen del propio procesos
del organismo como el metabolismo de los alimentos, la respiración, el
ejercicio, tabaco, alcohol, drogas, fármacos, el estrés, cansancio, falta de
alimentación correctamente nutritiva (alimentos fritos o grasos).También
estamos expuestos a elementos del medio ambiente que crean radicales libres
como la polución industrial, radiación, aditivos químicos en los alimentos
procesados y pesticidas, detergentes altos químicamente, rayos solares, entre
otros.
Contribuyen al proceso del envejecimiento cuando
toman el electrón que les hace falta de las células del tejido colágeno de la
piel. Como resultado, la piel pierde su elasticidad y luce seca y arrugada. La
membrana celular al ser dañada, no podrá cumplir sus funciones como el
intercambio de nutrientes y la limpieza de materiales de deshecho, haciendo
imposible el proceso de regeneración y reproducción celular. También pueden
contribuir al crecimiento anormal de las células, al perder éstas la capacidad
de “reconocer” las células vecinas. Esa proliferación sin control se produce en
los tumores benignos o malignos (cáncer).
Son muchas las enfermedades crónicas se han ligado
directamente con los radicales libres, como la enfermedad cardiovascular,
Alzheimer, accidente vascular cerebral, hepatitis, hipertensión, artritis
reumatoide, lupus, diabetes mellitus, enfermedad periodontal, colitis
ulcerativa, aterosclerosis, fallo renal crónico, cáncer y muchas otras.
Existen dos tipos de radicales libres:
Los
internos:
el ejercicio muy intenso,
el stress,
los propios del metabolismo.
Los
externos:
una mala dieta (mala
alimentación)
el consumo de tabaco,
el consumo de alcohol,
los medicamentos,
la contaminación,
el exceso de exposición solar.
¿CÓMO
PODEMOS COMBATIRLOS? Con
ANTIOXIDANTES.Los antioxidantes son sustancias que tienen la
capacidad de inhibir la oxidación causada por los radicales libres (son el “batallón”
que contrarresta los daños). Unos actúan a nivel intracelular y otros en la
membrana de las células, siempre en conjunto para proteger a los diferentes
órganos y sistemas.
Son clasificados de acuerdo a su trabajo y a su
localización. Pueden ser enzimas naturales, antioxidantes obtenidos en la
dieta, o complementos nutricionales (estos son los más recomendados, ya que
completan la ingesta diaria nutritiva necesaria, para el buen funcionamiento
del organismo).
Los antioxidantes los podemos encontrar en
determinados alimentos, por ejemplo, en las frutas que fueron cosechadas hasta
su maduración se encuentran gran cantidad de flavonoides, carotenoides,
licopenes, zantinas, índoles y luteínas, todos con una potente acción
antioxidante como:
Betacaroteno (provitamina A) que los podemos
encontrar en frutas y verduras como la zanahoria, el tomate, el mango o el
melón.
Vitamina E también presente en frutas y vegetales
(espárragos, espinacas, brócoli y aguacate por ejemplo).
Vitamina C abundante en los cítricos (limón,
naranja), el kiwi y el pimiento entre otros vegetales.
Flavonoides, también son sustancias naturales con
gran capacidad antioxidante, predominan en el vino tinto y en el té verde.
Aún siguiendo una dieta rica en frutas y verdura
fresca, cereales, pescados y baja en grasas, es importante reforzar con
complementos vitamínicos, ya que los alimentos desde su recolección hasta que
la ingerimos han perdido calidad y un alto porcentaje de los nutrientes.
Si tenemos antioxidantes naturales en el cuerpo,
porque envejecemos o tenemos enfermedades crónicas?
La producción de antioxidantes naturales y los
antioxidantes que se obtienen con la alimentación, no es suficiente para muchas
personas. En algunas condiciones como la polución ambiental, el fumado, comida
rica en alimentos procesados y otras, habrá una producción mayor de radicales
libres que los que el cuerpo normalmente puede combatir y sobreviene la
enfermedad y el envejecimiento.
La salud empieza en cada una de nuestras células,
que están en un proceso constante de renovación, reparación, reproducción y
autodestrucción.